quiero volver de algo / y no sé de qué // me preguntaron dónde había estado / todo este
tiempo / y no contesté porque / llevo mucho sin moverme del mismo sitio // siento que he
caminado demasiado / estoy muy cansado / mas no traigo una sola prueba / ni tengo
conmigo recuerdos // siento que he perdido algo importante / no logro saber qué / ¿acaso
soy el que me extraña desde algún lado? / ¿debí hablar conmigo y convencerme / que
debía volver? // ¿de dónde?
vives / una vida que no es tuya / que no lo será aunque la vivas mucho // hay días en que te
levantas con la certeza / de que no has vuelto / tampoco que te fuiste / pero no hay colillas
afuera de casa / tampoco correspondencia / y sin embargo al despertar / descubres salitre
en tus mejillas / y un montón de dibujos a tu lado / de momentos que no recuerdas
certeza (a ojos cerrados): tú no estás / aquí ni allá
2
Cierro los ojos en mitad de un otoño siniestro, hoy es el día
en que debía perder la vida en otra vida, el oscuro territorio
sin mapa ni geografías. Nada nuevo bajo el sol, quiero decir.
Un espanto, una quiniela no cumplida, un blues bajo la lluvia,
ésa que de niño me hacía llorar pensando que ya era el fin.
Y me repito que le temo a la muerte, que no es la forma
de irse de la vida, uno no puede morir y ya, dejar todo a medias,
inconcluso, desprovisto de palabras, nuestras, de otros para nosotros.
Uno no se puede ir así como así, insisto. Uno no puede salir de escena
sólo porque a alguien superior se le da la gana. Dirán los poetas cínicos
que la muerte es muerte, que ya debiera uno saber de esto, que qué más da
uno menos, pero no es tan sencillo desaparecer completamente.
Queda la nada: la nuestra.