viernes

El último mitin


27 de junio

MONTERREY.- Bien pudo no haber venido. Que Nuevo León fuese la sede del cierre de campaña del candidato presidencial Enrique Peña Nieto, tras decenas de mítines, todos iguales desde que empezó la campaña en Jalisco, es un acontecimiento que, más que un privilegio, suena a presión de acuerdo a viejos priistas locales: aquí debe ganarse, sin pretexto y pese al desencanto por el gobierno de Rodrigo Medina, lo que aún está por verse.

Y, bueno, también porque en días pasados AMLO cerró con una asistencia histórica para la izquierda en la entidad, lo mismo que Josefina Vázquez Mota gracias, qué duda cabe, a Intocable.
Así, el hombre que durante tres meses de campaña debió mantener la etiqueta de ganador; que olvidó títulos de libros, la corrupción en el estado que gobernó y hasta el motivo de la muerte de su esposa, y que nunca acabó de entenderse con la juventud ni menos marcar una verdadera raya con el jurásico de su partido, llegó ayer puntual a su cita con los nuevoleoneses. Proveniente de Toluca, su penúltimo cierre, compartió escenario en la Explanada de los Héroes, entre otros, con Felipe Enríquez, candidato a la Alcaldía de Monterrey, amigo personal, operador suyo y hoy en el ojo del huracán por enriquecimiento súbito en tierras de otra priista polémica: Ivonne Ortega.

A la distancia, un muy serio Gobernador Rodrigo Medina y su esposa, así como Cristina Díaz, Secretaria General del PRI; Luis Videgaray, coordinador de la campaña, y candidatos a legisladores.
Bajo el intenso calor del verano regio, incluido el de la inseguridad, lo que obligó a revisiones exhaustivas para ingresar al área, Felipe fue el primero en hablar sobre el templete ubicado en la plancha frontal al Palacio de Gobierno. Dijo que las del PRI eran las mejores campañas, porque eran más cercanas a la gente. Él, un eficaz operador de acarreos, dijo que el 1 de julio su partido ganaría la elección.

Luego, lo que algunos leyeron como el anticipo de la batalla local que se avecina… contra el Gobernador.

“En Monterrey el principal problema es la inseguridad, los regios están cansados de excusas y pretextos, quieren soluciones”, aseveró. “Como presidente municipal me comprometo a regresar la paz y la tranquilidad a nuestro querido Monterrey, tendremos acciones claras y contundentes, con una sola policía, con un general, con el apoyo de Enrique Peña, con mil 800 militares y marinos”.

De hecho, decenas de simpatizantes de Felipe llevaban una imagen de tamaño natural de un soldado que decían “Monterrey Seguro”. La Sultana del Norte en estado de sitio.
“Lo que menos quiere Rodrigo es que Felipe gane la alcaldía”, dijo una fuente oficial. “Va a ser un gobernador chiquito con mucho dinero y le hará ver su suerte al gobernador los años que le quedan en la administración. Ya lo verás”.

Felipe terminaría su mensaje con salivosas alusiones en favor de Peña. Él, por su parte, le devolvería el favor: si a Medina lo llamó el primer priista del Estado, a Felipe, su amigo.

Pero, Medina, el otrora golden boy de la política mexicana, en contraste en la mañana con el Gobernador del Estado de México Eruviel Ávila, no habló.

Peña, visiblemente a fuerza y con tibias respuestas por parte de los asistentes, no vino a aportar nada nuevo con su discurso vacío y de oratoria anticuada, y que va dirigido más a las cámaras a modo (aunque el pool de reporteros que siempre lo sigue no fue traído a Monterrey) que a los miles de simpatizantes transportados desde temprana hora a la Macroplaza y que lucían, todos, playera y gorras nuevas. ¿Cómo puede un hombre repetir lo mismo, sin énfasis alguno, en 90 días? Pregúntenselo a Peña.

"Quienes habrán de ganar con este proyecto serán cada uno de los mexicanos”, dijo, triunfalista, tras enumerar algunas de sus propuestas. “Que las familias mexicanas vivan con mejores ingresos, que sean mayores, ése es mi compromiso que con su apoyo voy a cumplir", dijo.

Sin textura el priista refrendó los compromisos que hará realidad en Nuevo León, eso si gana, si se aprueban las reformas estructurales y sin llegan a la grande los candidatos a gobernadores y a diputados federales; bajar las tarifas de luz eléctrica, seguros de vida para jefas de familia, sistema de seguridad social universal que incluye acceso real a la salud, seguro de invalidez, seguro temporal de desempleo y una pensión por ley para el retiro para adultos mayores de 65 años. Promesas que quién sabe cómo financiará.

Vaya aplausos. La gente, insolada y enterada ya que después del mitin disfrutaría de Pesado y Gloria Trevi, respondió poco a los escasos énfasis del candidato. En comparación con otros mítines, incluso el que se llevó a cabo en abril en la Arena Monterrey, éste sin duda fue el peor.


Después, en el momento en que pudo haberse puesto más emotivo, Peña se comportó más frío que un refrigerador.

"Quiero aprovechar este último encuentro público dentro de esta campaña para agradecer a todas las entidades del País, a todas las ciudades que tuve oportunidad de visitar, agradecerle a la gente y a todos los mexicanos que a través de los medios me permitieron llegar a ellos con mi mensaje, con mi propuesta, para que conocieran del compromiso que estoy haciendo para que México tenga mejores condiciones.

"Quiero agradecerles a todas y todos la gran oportunidad que me dieron de conocer mi propuesta, su respaldo y su voto de confianza para que podamos lograr el triunfo y emprender el cambio con rumbo para todos nuestro País", dijo y, distraído, debió volver en dos ocasiones al micrófono para expresar más de esas frases que le caracterizan: llenas de oquedad.
El calor arrecia, los acarreados se distraen todavía más. Foto oficial con los candidatos locales. Poquito a poco, Medina fue hecho a un lado.

Y al fin el fin. Se acabó la campaña. Nada de trascendencia, nada de relevancia a excepción de lo que parece inevitable: el para algunos tan temido regreso del PRI.


Aquí, dada la tibia respuesta de los asistentes, ni las gaviotas le cantaron a Peña.

martes

Pausa trágica

México a veces suele ser...

Donde los expedientes de testigos protegidos aparecen como reciclaje en papelerías.

Donde el gobierno dice a veces que sí y a veces que no, pero nunca cuándo.

Donde los espejos de los sin nombre siempre están empañados.

Donde la música nunca es por dentro, y el hambre es permanente.

Quiero que todo vuelva a la normalidad. La pregunta es cuál.

Desde marzo soy fantasma. No duermo a horas comunes, quiero escribir pero me sale espuma y en mi corazón habita la niebla. Soy un espejo en el silencio. Los demás, mi reflejo. Que todo en el mundo se desbarate y grite ya carece de sentido. Sólo me pregunto por mi sendero. ¿O el sendero era esto?

Soy una bolsa llena de humo. A quien quiera seguir mis pasos le bastará con seguir las colillas. Nada de lo que hoy me sostiene es lo de ayer: hoy que de mí hay sólo manchas, letras, muevo mi sombra al otro lado de la puerta, la invito a partir.
 
"Ya no te necesito", le dije. "Eres libre".

lunes

Apuntes I

La vez pasada vi un documental sobre los 33 mineros atrapados en aquella mina de cobre en Chile. Ahora entiendo lo que me contaba aquel minero al que le denominaron El Segundo Milagro.

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Cuán solo la puede pasar uno en medio de tantos. Ya sea en el transporte público, en las calles o en el departamento, la soledad me invade como sombra, penetra mi piel, corre por mis venas. Soy soledad pura. Escribo.

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Un día me sentí inconmensurablemente solo. Los pasos me llevaron, casi en automático, hacia El Péndulo de la Roma. Y pasó lo inesperado: entre libros me sentí acompañado, sereno. Creo que hasta feliz.

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En mi paso de Huatulco a Puerto Escondido veo un anuncio: Escuela Primaria Rural El Héroe Desconocido. Me pregunto si para los niños que ahí estudian la condición de anonimato será más natural que para otros.

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Si se piensa que los políticos les hablan casi en exclusivo a gente que los escucha de manera forzada; que nunca intentan profundizar, porque no saben ir más allá de estribillos, y que la propaganda es únicamente repetición de frases huecas, se entiende que esa curiosidad llamada democracia sea sólo eso: curiosidad.

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Pienso en mis hijos. Le dije a mi mujer, en la que hasta ahora ha sido la peor crisis desde nuestra separación, que de alguna manera mi ausencia les viene bien a los niños: ya sienten lo que es estar sin mí, ya saben continuar su camino. Claudia me reprobó con la mirada a través del Skype, pero no dijo nada. Yo sí le veo utilidad a esto. Siempre es positivo tener un antecedente de algo que será abrupto y difícil. La muerte suele ser así.

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En los ojos de las azafatas están todas las partidas.

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Dice el médico que atiende al pequeño que fue sometido por su familia a un ritual en donde le sacaron los globos oculares que éste pide crayolas para dibujar.

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"¿Y qué se siente vivir la vida de otro?", me preguntó una reportera. Me arruinó el mitin.

 

'Llenamos más que el Estadio Azteca'


24 de junio

VERACRUZ.- En mitad de una lluvia de papelitos azules y blancos, con el histórico puerto e impresionantes buques de carga a sus espaldas, Josefina Vázquez Mota tomó aire y, con júbilo, dio el primer grito de guerra en su cierre de campaña ayer en esta entidad priista.
“¡Llenamos más que un Estadio Azteca, mucho más!”, presumió, eufórica, la Candidata del PAN a la Presidencia tras recorrer en lo alto de un turibús (y fuertemente custodiada por su escolta) el trayecto que hay entre el aeropuerto y la Macroplaza del malecón.

La aspirante albiazul, quien venía de una gira bárbara por Tuxtla Gutiérrez, Puebla y Coatzacoalcos, dijo que había reunido 50 mil personas, pero más tarde corrigió y quién sabe de dónde sus colaboradores, en esta tendencia fastidiosa de encuestas y cifras locas que nadie les cree y que ha caracterizado la contienda de todos los aspirantes, sacaron 100 mil asistentes a lo largo del día.
“Y aquí no hay acarreados”, añadió la que no tuvo ojos para ver las decenas de autobuses con letreros de poblados, apostados a lo largo del malecón. “Aquí mujeres y hoy hombres libres”.

“¡Nosotros nomás con los veracruzanos hubiéramos llenado el Azteca, y no como hoy, que hasta se le salieron! ¡Ésa es la diferencia!”.
Y, sí, la presencia era impresionante. Incluso desde lo alto de los edificios había público para esta mujer que, en siete días, se sabrá si se convertirá en la primera Presidenta de México o en la primera candidata a la que su partido dejó sola, perdiendo estrepitosamente el poder luego de 12 años.

Acompañada por su familia, por el inseparable Santiago Creel -a quien agradeció su presencia a lo largo de la campaña, el único incondicional- y por aspirantes locales de su partido, entre ellos los del Senado Fernando Yunes Márquez y Julen Rementería del Puerto, Josefina recordó a su abuelo, originario de Misantla, y dijo que en Veracruz saben bien lo que representan los gobiernos del PRI.
Comentó que, debido a que la policía se coludió con la delincuencia, el Presidente Felipe Calderón envió a la Marina al estado. De hecho, refrendó que las fuerzas armadas no se retirarán en caso de llegar ella a la Presidencia.

Por supuesto, al mencionar a Fidel Herrera, el abucheo habrá llegado hasta donde estaba escondido el polémico ex gobernador, ligado con la delincuencia y desvío de recursos.

Luego, la candidata se refirió al priista Enrique Peña Nieto, a quien calificó como el candidato que se escondió en el baño de la Ibero y que no acudió al debate del movimiento #YoSoy132.

“Ese candidato no, ese candidato representa lo que ustedes han padecido en Veracruz: representa el autoritarismo, representa la rendición frente al crimen, representa deuda, representa abuso de poder”, dijo y convocó a los jóvenes a no ir a votar solos sino acompañados de amigos y familiares.
Supersticiosa como se ha proyectado, al hablar de que nada la detiene: ni la lluvia ni el sol ni el PRI ni el PRD, Josefina recordó cómo el 24 de junio en Hermosillo, tras 50 años según ella de no llover, al arribar a la plaza se dejó caer un diluvio.

Esto la llevó a citar al Maquío: “Los milagros sí existen, Dios siempre pone de su parte. Ahora nosotros salgamos a votar”. Así, si AMLO es el mesiánico y Peña el diablo a vencer que suele esconderse en los baños de las universidades, Josefina es la mística que, sin embargo, no suelta el gran momento de su campaña.

“¿Y qué le vamos a decir al marido que no habrá si no va a votar?”, preguntó y la multitud, fandanguera, respondió: “¡Cuchi cuchiiii!”. Sin comentarios.

Tras hablar de sus proyectos de gobierno en favor de mujeres y niños, entre ellos la eliminación de las cuotas escolares y la erradicación de la pobreza alimentaria, dijo que a esa hora el próximo domingo millones que simpatizan con su opción sabrán que ganó la Presidencia.

Durante el evento, antes de la esperada Sonora Dinamita, Vázquez Mota presentó al actor Eric del Castillo, quien la apoyó públicamente y dijo que el gremio artístico estaba con ella. A apoyo, lo que se dice apoyo, no sonó dado el tamaño de la figura. La panista entonces aprovechó para decir que el cómico Roberto Gómez Bolaños “Chespirito” también había hecho público su respaldo. Eso sí sonó a apoyo. A más de un priista le habrá dado la garrotera.

“Dicen que al inicio de la campaña éramos la mejor opción, pero hoy somos la única”, se jactó, decidida. “Vamos a hacer de México el mejor lugar para vivir. Dentro de ocho días, querido Veracruz, escribiremos una nueva historia”.
Antes de dedicarle la tarde a su amigo el escritor Germán Dehesa, oriundo del histórico puerto, Josefina repitió casi en el ocaso del día: “¡El PRI no va a regresar! ¡El PRI no va a volver a Los Pinos!”.

Y, quizá por primera vez en un mitin, tras una tarde redonda, nadie arrojó al suelo las banderas del partido que, una vez más, prometió paz al puerto, herido sin sosiego.

Un mitin como intermedio


23 de junio
(Con Raúl Muñoz)
LAGOS DE MORENO.- La batalla en este mitin en Lagos de Moreno no es entre porras priistas y adversarios políticos, sino entre las del candidato a la Presidencia Enrique Peña Nieto y las del aspirante a Gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval.
Los dos contendientes son recibidos por miles, menos de los que se esperaba dado los huecos en los terrenos de la Expo de Lagos de Moreno, en la entidad donde el ex Gobernador del Estado de México arrancó su campaña por la Presidencia. El contendiente tapatío le da su batalla al de Movimiento Progresista para recuperar el poder estatal tras 18 años en manos del PAN. A Peña, en cambio, de acuerdo a encuestas parece que nada lo detiene.

Ambos parecen cortados con la misma tijera, casi gemelos dado los copetes y las camisas blancas, aunque el segundo tiene facciones toscas, está fornido y trae la camisa abierta. La misma imagen no parece deberse a que sólo el candidato estatal haya calcado la campaña de Peña, sino a que la de todos los aspirantes del PRI a alcaldes, diputados, senadores y gobernadores en el País, fueron hechas a propósito como la del candidato presidencial: estilos de ropa, panorámicos, discursos y fotos de todos los candidatos junto al puntero de las encuestas presidenciales.
De hecho, ni uno de los dos fue a debates convocados por #YoSoy132.

Incluso, Aristóteles y Peña tienen cursis clubes de fans, cuyos integrantes no paran de gritar en este mitin bajo lonas y que, antes, se deleitaron con “La Maldita Primavera”, en voz de Yuridia y, que después del mitin, disfrutaron de la banda El Recodo, en un escenario situado a un costado del templete político. De hecho, cientos no se mueven y escuchan desde ahí los discursos del par de priistas.
El acarreo, en decenas de autobuses, no da para reventar el lugar, pero inicia temprano. Martín y Felipe, dos niños de 11 años que llegaron desde Guadalajara en la caravana en apoyo al candidato a diputado local Martín López Cedillo, horas antes del evento decían estar desesperados.

“Estamos desde las tres de la tarde”, dice Felipe, recargado con fastidio sobre una de las vallas. “Mugre Peña Nieto, ya quiero que llegue”.

Llega puntual junto a Aristóteles, “Ari”, como le dicen ridículamente, y en medio del griterío (y sin dejar atrás a la mediática Gaviota), aunque hay grandes hoyos en el predio. Faltó acarreo.

“Nos decían que no íbamos a poder”, inicia, “que representábamos un retroceso, nos achacaban los vicios de una generación (del PRI) que ya fue juzgada y de la cual sólo quedan restos, que no estamos dispuestos a repetir”.

Habría que haber visto la cara del líder nacional Pedro Joaquín Coldwell, presente en el evento y, por edad, protagonista de ese viejo PRI al que aludía "Ari".

“Durante dos décadas de trabajo, no he hecho más que construir hacia el futuro, porque déjenme decirles: comencé en un PRI sumergido en el ocaso de la derrota y aquí Enrique no nos puede dejar mentir, después de 12 años, donde el PRI no ha sido Gobierno, quiero decirles que al día de hoy hemos salido adelante”.

Como le sucede a veces a Peña, el contendiente local, que por cierto dice tener 20 años de trayectoria quién sabe de dónde, se lleva la nota. Por cierto, el aspirante local habló de un partido "modernizado en sus formas y métodos". Claro: a muchos de los miles de acarreados les dieron sombrillas bonitas.

“¡Ay!, parece como el hermano raro de Peña Nieto, se ríe así”, dice y ejemplifica abriendo mucho la boca una simpatizante de Lagos de Moreno, quien no deja de darle coca cola con agua a una bebé que, engolosinada, no para de succionar el biberón.

“Peña no, Peña está bien guapo”. Lo de siempre. Otro dice que él no va a votar por Ari, sino por Peña.

“Este cabrón sí va a ganar (Peña), no que el otro (Ari)”, comenta.

De complexión de escolta, “Ari” expresa melodramático que en su campaña ha escuchado historias de impunidad, abuso y abandono. Que quedó cimbrado de coraje por las historias de humillación y abandono. No habla de la aportación de su partido a ello ni matiza una de sus expresiones: que Jalisco dejará de ser el primer lugar en feminicidios, advierte, lugar que, por cierto, de acuerdo a asociaciones civiles y cifras oficiales, lo ocupa el estado que gobernó Peña. Quizá sin querer, el gemelo le dio un raspón al otro. Nuevo traspié del desbocado "Ari".

“Todo esto cambiará”, dice el joven, de voz rasposa y con el sudor y el gel escurriéndole por el rostro. “Todos y cada uno de ustedes serán dueños de la victoria del 1 de julio”.
Menos bronco, como suele ser, pero más fugaz, Peña toma la palabra no sin antes saludar a los gobernadores (César Duarte, Chihuahua; Roberto Sandoval, Nayarit; Carlos Lozano de la Torre, Aguascalientes, quien hasta cargó con una parte de su equipo de comunicación; de hecho, el PRI local boletinó la imagen del primer priista de Aguascalientes) y llama “amigo” a Ari.

“En tan solo ocho días vamos a ganar la presidencia de la republica”, comenta checando el reloj para ver el día. Ya no ha de saber ni en cuál vive. “Y en ocho días les tengo una sorpresa: vamos a ganar la Gubernatura de Jalisco”.
Suelta su rollo oficial de promesas. Ni un matiz. La gente que está esperando a El Recodo tiene un ojo al gato y otro al garabato. Al parecer ni siquiera pone atención en los compromisos locales, siempre con condicionantes: si en esta ocasión no son las reformas estructurales, ahora es que gane el mentado Ari: un parque industrial; ampliar carreteras; un hospital geriátrico “para adultos mayores”, así dijo, y mayor abasto de agua a la zona metropolitana de Guadalajara.

“O sea, el mitin fue el intermedio del espectáculo”, dice uno y se carcajea.
Peña y Ari no se acaban de despedir y ya la mayoría de la gente corre despavorida hacia el escenario donde se presentará El Recodo. En tanto, antes de partir, los gemelos fantásticos del PRI se acercan a las vallas para saludar sobre todo a mujeres.

El personal de seguridad de Peña manotea para alejarle curiosos. En tanto, el coordinador de la campaña, Luis Videgaray, quien hasta posó con los fans y firmó autógrafos, aprovecha a los reporteros y manda un mensaje a los adversarios en redes sociales: que no es cierto que el mitin en el Estadio Azteca, de Televisa, se vaya a cancelar.
Después del mitin, en el hotel aledaño al predio del mitin y entre cervezas, los priistas celebran su cierre de campaña en Jalisco. Triunfalistas, dicen que todo salió a pedir de boca y que el entusiasmo estuvo en su punto.

Pero nada como en el concierto de El Recodo, sobre todo cuando interpretó “Y llegaste tú”. Que su éxito. 

El Sitio de Peña


22 de junio
(Con Lev García)

CUAUTLA.- Todo parecía previsible. Una y otra vez las mismas canciones, una y otra vez. Así sean cien veces. Más.

Así han sido estos casi tres meses de campaña del aspirante presidencial por el PRI Enrique Peña Nieto: la misma música, las mismas promesas, los mismos ademanes. Incluso lo mismo que la primera vez que vino a Morelos, a Xilotepec, y por lo que decían que, si no volvía, los morelenses no votarían por él.

Cuautla, el mitin de ayer, el de cierre estatal, parecía no ser la excepción. El largo preámbulo de besos, abrazos y dejarse tomar fotos, que desde el principio de la contienda lo hace, estuvo presente en esa ciudad de Morelos, entidad tomada por la delincuencia y gobernada por el PAN.

Luego, Peña empezó a subirse a vallas y muros para saludar. Lo usual. Siempre escuchando su nombre en canciones, en voz de los animadores o de la gente que, al tenerlo cerca, intenta aferrarse a sus brazos, al punto de dejarlo con arañazos y ampollas.

Para cuando Peña llegó al templete situado en una cancha de la Unidad Deportiva José María Morelos, una hora tarde y en medio de la ´cursi adaptación de la canción "Gloria", ya estaban recalentados los miles de simpatizantes, acarreados en camionetitas, muchos del Partido Verde Ecologista, quienes por lo menos hasta poco antes del mitin permanecieron en el evento.

Más tarde, al menos 4 mil militantes se salieron diciendo que se había roto la alianza con el PRI por no haber sido incluidos en el templete. Al parecer, Peña no se dio cuenta del éxodo verde ni tampoco que los organizadores del evento obsequiaban bolsitas con agua para paliar la sed que lanzaban a una lona puerca. Las bolsitas tenían la frase Orden y Progreso, característica de la campaña del candidato a Gobernador por Morelos Amado Orihuela.

Con voz del inolvidable cómico Resortes, el aspirante estatal fue el primero en tomar la palabra. Si ha habido un discurso largo y anticuado en estas campañas fue el de Orihuela: comparó el proyecto peñista con el Sitio de Cuautla, episodio patrio protagonizado por José María Morelos. También, al candidato lo comparó con Juárez, con Zapata. Desmedido.

Desmedido, aunque para Julieta Ana María y Lina Martha Manrique Zapata, nietas de Emiliano Zapata, presentes en el evento, Peña es la encarnación de los valores del caudillo.

“Ah, no, López Obrador no. Ése lanza la piedra y esconde la mano, en cambio Peña Nieto es alguien honesto, sincero. Seguro va a hacer un gran gobierno”.

Ellas son hijas de uno de los tantos hijos reconocidos de Zapata y, un bisnieto, Ulises Manrique, es candidato a diputado local por el Verde. La estirpe revolucionaria se volvió ecologista.

Acompañado por diputados locales y federales, Peña tomó la palabra (no sin antes disculparse por su voz ronca) y quizá tampoco vio que unos ancianos estaban al lado de unas mantas que decían “Yo también estoy inconforme y encabronado. Soy joven y estoy con Peña. Quiero un cambio de verde”.

Y el montón de propuestas, como la de la reducción de las tarifas eléctricas, todas de acuerdo a la aprobación de las reformas estructurales. Si no, quién sabe. Nunca ha dicho tampoco de dónde sacará el dinero para financiar portátiles con acceso a internet para todos los niños de quinto y sexto año de primaria, las pensiones, los seguros, los vales de medicina, las viviendas.

Los exhaltados asistentes, casi todos con playeras del PRI y del Partido Verde, algunos con letreros como "No somos 132, somos millones", aplauden aleccionados.

En eso, un montón de jóvenes del PRI bajan raudos las gradas. Peña, en su monólogo tedioso, no se da por aludido. Los chicos, identificados por los organizadores como grupo de choque, fueron a hacerles frente en el exterior a un grupo del #YoSoy132, apenas 50, contra cientos. Los temerarios estudiantes la pagaron con golpes en la cara, botellazos, agua en las cartulinas.

Peña siguió muy rápido en su guión y, al final, pidió un voto de confianza. Por él y por los candidatos locales. Para cuando habló de los compromisos locales: modernizar una carretera, construir un auditorio local, promover el turismo, y terminar la Autopista Siglo 21, que conecta a Edomex con Morelos, ya la mayoría de los asistentes se había ido.

“Hoy me voy como candidato, mañana espero volver como presidente de todos los mexicanos”, expresó, mientras la animadora del evento reunía quejas sobre ancianos, niños y tarjetas perdidas.
Y van los 40 minutos de despedida, de besos, de fotos que aprovechan los escasos que se quedan, porque la mayoría ya ha puesto pies en polvorosa. Nadie aguanta casi tres horas sol.
Los fanáticos estrujaron al candidato, forcejearon con él, casi le torcieron el cuello. Tras tanto relajo, Peña acaba con la manga destruida y termina estampando su firma en el busto de una joven. Él cumple con lo que le piden.
Al parecer no se percató de todo lo nocivo que pasó mientras hablaba de sus propuestas que nunca ha sabido decir cómo cumplirá. Pero, para los organizadores del mitin, el sitio de Peña, parafraseando el de Cuautla, de Morelos, salió perfecto.
Afuera, ríos de acarreados en fuga. Y un puñado de jóvenes, con su verdad en cartulinas, lastimados y heridos. Así fue el sitio de Peña en Cuautla.

jueves

Entre el PAN y #YoSoy132


(Con Rolando Chacón)
CIUDAD OBREGÓN.- Bajo un sol de casi 40 grados, Anselma Limón, de la Colonia Nuevo Amanecer, le da sorbitos al agua con suero oral que los priistas le dieron en un vasito para resistir la espera del candidato Enrique Peña Nieto, en el baldío en ese momento rodeado de tráileres con propaganda tricolor al que le dicen Expo Obregón, en la cabecera de Cajeme.
Apenas el lunes, el termómetro casi truena con 49 grados a la sombra. Es, pues, un privilegio la temperatura durante el mitin mañanero.
 
Camino al evento, a Anselma la bajaron juntos a otros de un camión que venía al evento. El chofer les dijo que los tránsitos lo amenazaban con quitarle la concesión si transportaba acarreados. Los viejos debieron llegar por sus propios medios.
“A como pudimos, muchos en taxi”, cuenta, molesta, y le da un nuevo sorbito al suero. “Ya ni la friegan”.
Tanto el Gobierno del Estado como la Presidencia Municipal de Cajeme están en poder del PAN.
Por esas dificultades, apenas llegó y tras el numerito de los besos y las fotos, muy sudado Peña le dijo a la gente, mucha de ella sosteniendo vasos con agua y hielos, cuándo se había visto eso, que apreciaba la asistencia en aquella tierra Yaki.
“Sé que ha habido quienes se han ocupado en obstaculizar su llegada. Muchas gracias”, dijo, provocando los gritos y aplausos de miles, por lo que, inusual en él, retó a sus adversarios, mientras señalaba las expresiones de la gente.
“¡Para que vean y de una vez sientan lo que no van a poder frenar: este entusiasmo y esta alegría de la mayoría de los mexicanos!”.
Antes, el bronco Candidato a Alcalde Rogelio Díaz Brown tocó el conflicto por el agua de Cajeme. El Acueducto Independencia, la principal obra del Gobernador Guillermo Padrés, ideada en sexenios priistas y a punto de ser concluida en agosto para paliar la sed de Hermosillo, traerá agua de la Presa El Novillo, en la Cuenca del Río Yaqui, que pasa por Ciudad Obregón.
Con el temor de que afecte la disponibilidad de agua, los poderes políticos y económicos se han opuesto a la obra del panista, quien bajo el argumento de proteger el abasto de agua a la población, ha desacatado resoluciones judiciales de frenar la obra.
El último episodio fue una petición de juicio político contra Padrés por incurrir en desacato.
Por ello, Díaz Brown dijo que la gente de Cajeme está contando los días para que se vaya “el mal gobierno que no respeta la lucha legal por el agua que no alcanza”.
Al final de su acalorada retahíla de promesas y luego de que dijera que envió una carta al movimiento #YoSoy132 reiterando su negativa a participar en su debate por no advertir condiciones de neutralidad, Peña se colgó del tema.
“Quiero decirles que no soy ajeno a este problema que hoy vive esta tierra por la eventual disputa del agua que se ha sembrado en esta población. Quiero garantizar agua para todos, agua para gente de aquí, de Hermosillo, pero lo voy a hacer con el estricto respecto al estado de derecho.
“No vamos a permitir que la disputa por al agua siembra discordia y deferencia entre pueblos hermanos”. Total, no dijo que detendría el proyecto.
Ya se le estaba olvidando, por lo que debió regresar al escenario y lanzar sus compromisos: la construcción de un hospital general del IMSS en Nogales, un libramiento en Obregón y modernizar el Puerto de Guaymas.
El gran ausente fue Eduardo Bours. Como ocurre desde hace años, dos priistas del sur de Sonora no podían estar juntos en un mismo lugar y esta no fue la excepción: junto a Peña sólo estuvo Manlio Fabio Beltrones, “exiliado” en el sexenio de aquel ex Gobernador sonorense, quien no estuvo al menos públicamente en la gira del candidato.
Además de las desavenencias con su coterráneo Beltrones, la ausencia de Bours, tristemente célebre para los padres de ABC, quizá ayudó a no meter ruido innecesario a la reunión que el candidato tuvo con 34 padres de niños fallecidos y lesionados.
Y mientras Peña lanzaba buena onda y concordia en su mitin, afuera de Expo Obregón, un grupo de unas 200 personas, compuesto en su mayoría por jóvenes con el rostro cubierto con máscaras de Carlos Salinas o de luchadores y mujeres con rostro descubiertos, se enfrentaba verbalmente a otro contingente de priistas.
“Ahí vienen, vamos a esperarlos”, dijo un hombre robusto, seguido por unos 500 jóvenes priistas, en su mayoría varones, pero también de mujeres, que salieron al paso de los antipeñistas en la esquina de Guerrero y Michoacán.
Los gritos de “¡Se ve, se siente, Peña delincuente!” y “¡Atenco no se olvida!” fueron cubiertos por los decibeles de la mayoría roja, quienes al ritmo de tambores y cornetas los acallaron con gritos como “yo no me tapo la cara, a mí no me da vergüenza”.
Adentro de la Expo Obregón el candidato presidencial daba su discurso ante miles de sonorenses, mientras afuera los dos contingentes se empataban y en ocasiones se mezclaban, se trataba de una batalla sicológica; perdería el que lanzara el primer golpe.
Ambos grupos, rojos y encapuchados, llevaban quién pudiera enfrentar una contienda a golpes, pero no pasaron de los gritos, a unos les calaba que les gritaran “¡vendes tu voto por una playera!”, pero respondían “no se oye, no se oye”.
“¡Panistas disfrazados, panistas disfrazados!”, gritaban a los supuestos estudiantes, quienes respondieron: “si no son acarreados ¿qué hacen aquí afuera?”, cuestionamiento que llegó cuando la gente ya abandonaba la Expo.
Peña Nieto ya había terminado su mitin y, con él, las protestas de todo tipo. Pero el calor no se fue.

Peje en tierra Verde


17 de junio

CANCÚN.- Quien dio el banderazo de salida fue la candidata al Senado Luz María Beristáin: no queremos valecitos, sino salud universal siempre.

En el cierre de campaña del Candidato a la Presidencia por el Movimiento Progresista Andrés Manuel López Obrador en Cancún, la perredista hacía alusión a la iniciativa del Partido Verde Ecologista de México, respaldada por el PRI, de dar vales de medicina a quienes no reciban sus medicamentos en los institutos sociales que los respaldan.
Antes, Beristáin, quien asumió la candidatura en primera fórmula tras la renuncia del polémico ex Alcalde de Benito Juárez Greg Sánchez, quien por hostigamiento de la delincuencia no estuvo presente en el mitin aunque ha dado a conocer su apoyo, dijo que, con López Obrador, Quintana Roo dejaría de ser un estado “de chelas, bikinis y drogas” y reactivaría su actividad agrícola y ganadera.

Ante miles reunidos frente a la Presidencia Municipal de este destino turístico, gobernado por el edil de izquierda Julián Ricalde, y a dos semanas de que en distintos puntos del estado se realizaran minúsculas marchas priistas contra él, Andrés Manuel llegó a tiempo a la cita con acarreados, curiosos extranjeros y simpatizantes que no esperaron gran cosa bajo el sol.

Durante el mitin, en el que estuvieron presentes el presidente del PRD Jesús Zambrano; Porfirio Muñoz Ledo, de simpático sombrerito blanco, y candidatos locales, se vio la mano del Municipio afín: oficiales de tránsito por todas partes, cierres oportunos de la Avenida Tulum, frente al palacio, y policías con armas largas.

Casi de inmediato, López Obrador reiteró su alerta de que los adversarios están desesperados y dando de todo por la compra del voto: “chivos, borregos, pollos, patos, marranos, cerdos, cochinos, puercos”.

A la gente le fascina la folclórica enumeración del patriarca de Macuspana.

Habló de las tarjetas que ha dado el PRI por apoyo electoral: la Efectiva, en la elección pasada, en el Edomex, así como la Choca, en Tabasco, su estado.

“Y de ahí el Partido Verde”, apuntó. “Están entregando una del Partido Verde, por Peña Nieto, que les van a hacer descuentos en las tiendas. Saben lo que es el Partido Verde, ¿verdad…?”.

“¡Siiií!”, contesta la muchedumbre, que ya intuye por dónde va el mensaje.
“Aquí lo saben bien, aquí traen un enjuague. Quieren imponer al candidato al Senado a ese señor Emilio González. Sí saben, ¿verdad…? Burlándose de todos, un acuerdo allá entre Emilio González y Peña Nieto”.

Los gritos de “¡fuera, fuera!” emanan de entre los asistentes en torno a Jorge Emilio González, el “Niño Verde”, candidato al Senado y figura polémica no sólo porque su padre le heredó el partido del cual fue fundador, sino porque ha estado envuelto en escándalos como súbito enriquecimiento, la muerte de una joven en una de sus propiedades y por simplemente no hacer nada en materia política, a excepción de estar con quien más le dé.

“Desde que ganó en el 2002 la alcaldía de Cancún, el Verde intentó apoderarse de Cancún, pero no lo han logrado políticamente”, cuenta un militante perredista.

“Lo que sí es que aquí se asentaron, ni son de aquí, y el Niño Verde no es querido ni por los del Verde. No tienen poder político, pero pesan por el dinero e influencias que mueven”.

De hecho, hace unos años, el actual aspirante al Senado fue grabado negociando regularización de terrenos a cambio de 2 millones de dólares. No hubo investigación.

El negocio no es inusual: en el mitin, López Obrador recordó que hace tiempo 300 hectáreas de la reserva de Cancún fueron vendidos a 70 pesos el metro cuadrado.

“Ni lo que vale un metro de alfombra”, expresó.

Hoy, la familia del joven ex Presidente del Verde, quien no estuvo presente en el presídium durante el mitin el sábado de Enrique Peña Nieto en Chetumal, es dueña de Farmacias Similares, a las que se refirió López Obrador.

“Por eso Peña Nieto, ya ven su propaganda, ‘les vamos a decir medicina a todos’, dice, ‘que se las vamos a comprar’. ¿Saben cuál es el negocio de los que son dueños de la franquicia del Verde? La venta de medicina.

“Nada más que se van a quedar con las ganas”, remató, “porque no van a ganar la Presidencia de la República”.

El candidato reiteró más tarde lo de las tarjetas compra-votos.

“La Efectiva, la Choca y ésta es la del Verde”, expresó. “La Efectiva, la Choca y… la Chueca. Son chuecos, sin duda”.

Tras hablar de sus propuestas sobre todo de salud y educación (prometió dar internet en todo el territorio nacional), el aspirante presidencial pidió decir a la gente que vote en libertad y sin corromperse, porque esto eso es lo que quieren los “machuchones” que mueven los hilos del poder: que todos formen parte de la corrupción.

Dijo también que, para lograr la hazaña del 1 de julio, como le gusta llamar a su triunfo en caso de darse, o “la Cuarta Transformación” después de la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, ya tienen asegurados 450 mil representantes para todas las casillas de México. Esto no lo había dicho.

López Obrador se nota confiado y se jacta de sus giras frenéticas y hechas a la vez por plazas distintas entre sí. De hecho, se sabe que en Quintana Roo, donde la izquierda prendió en 2006, los llamados Protagonistas por el Cambio Verdadero han prometido 220 mil votos que, a decir, de la candidata al Senado Beristáin, pretenden hacer realidad aquello de que el sureste mexicano será de izquierda. Un anhelo.

Para finalizar, el candidato, quien pidió donar todo lo recaudado por la compra del voto que no será efectivo a instituciones como la Cruz Roja y el DIF, lo de veras se antoja difícil, dijo que la relación entre los simpatizantes y él no será utilitaria, de que me das el voto y ya, sino de cariño y respeto. Lo que él recibe de la gente.

Al Peje, en tierra del Verde y cada vez más en manos de la izquierda, le salió otra vez lo Amoroso.

Rollos y amarres


16 de junio

CHETUMAL.- Quince días. En cada mitin, los candidatos a la Presidencia de México mencionan  los días que faltan para la elección del 1 de julio.

En el de ayer, en Chetumal, Enrique Peña Nieto comenzó con eso ante unos pocos miles, en buena medida burócratas de educación y líderes de transporte, todos con playera nueva del Partido Verde o del PRI, cocinados a fuego lento bajo el histérico sol de la Península de Yucatán.
Lo de contar los días, dijo un viejo simpatizante del PRI respecto a este evento, es un modo de reafirmar el apoyo en cada estado al que va.

“Si no lo dice, revienta, porque a éstos no les entra el apuro”, susurró.
“Así han de andar los números adentro”.

Por eso, apenas llegando al estadio más pequeño de Chetumal, el 10 de Abril, Peña habló de los 15 días y, al término de su escalada de promesas, amplió la petición.

“No hay triunfos anticipados”, dijo. “Es cierto que las encuestas nos colocan en ventaja sobre nuestros adversarios, pero será la encuesta más importante, la única que cuenta, la del 1 de julio, la que nos permita ver en toda su dimensión el tamaño y el apoyo y respaldo que tiene esta propuesta y que nos permita ganar la elección el 1 de julio”.

Acompañado por el Gobernador de Quintana Roo Roberto Borge, quien como anfitrión dio la bienvenida, y por el líder nacional del PRI Pedro Joaquín Coldwell, ex mandatario estatal, Peña pidió cerrar filas aun cuando de acuerdo a miembros del PRI la unidad del partido está en veremos: Jorge Emilio González Martínez, “El Niño Verde”, pidió ir en primera fórmula por el senado (ya ocupó ese cargo) y, por la segunda, Félix González, ex mandatario que para llegar al cargo debió ganarle en la interna al medio hermano de Coldwell.

Sólo la propaganda de Félix y la de Raymundo King para diputado federal estaban presentes,  no así el del Niño Verde, quien ni siquiera fue mencionado y sólo estuvo en el presídium, muy de bajo perfil, hasta que la bola de candidatos locales subió con Peña al final de su mensaje.

Tanto la publicidad de King, actual líder estatal del PRI, como la de Félix, cubrieron gradas vacías del recinto. Ni de Peña hay.

Bajo avionetas con su nombre que sobrevolaban distrayendo a los asistentes, Peña dio un mensaje retórico y confuso, esto aunado a que se le volaron las hojas en varias ocasiones.

Por ejemplo, en sus promesas, entre las que destacó frenar el alza en los precios de los productos alimentarios a través de la incentivación de la producción nacional y reduciendo la importación, detalló a su manera lo de abrir 40 mil escuelas de tiempo completo.

“He propuesto la fracción de escuelas de tiempo completo, 40 mil escuelas en el país que permitirán a los hijos de las madres jefas de familia y a los hijos de todas las familias que los hijos hagan sus alimentos, lo cual generará un ahorro en la familia”, expresó. Quizá se entendió.

Más tarde, Peña refrendó que no cancelará el programa Oportunidades, cuyo origen, dijo, fue el priista Progresa, ni quién se acuerde, concebido en la administración de Ernesto Zedillo. No mencionó Solidaridad, anterior, más conocido, puesto en marcha por Carlos Salinas de Gortari.

El candidato advirtió que por el calor no se extendería (aunque duró los mismos 20 minutos de cajón), por lo que prometió para Chetumal la modernización del aeropuerto, que por cierto está en litigio con ejidatarios; la construcción de un hospital con servicios de oncología, equipar el área de Ciencias de la Salud de la Universidad de Quintana Roo y apoyos para la construcción de un campus en Cancún.

También, construir al menos 300 kilómetros de caminos rurales y sacacosechas.

Al final, reiteró la convocatoria para la que, finalmente, fue a Chetumal, centro político.

“Les pido que esta propuesta que he venido a hacerles a ustedes nos multipliquemos para que llegue a más quintanarroenses”, dijo, “y que les digan que no voy a fallar, que voy a cumplir”.

Y como para que quedara más claro, enfatizó la presencia entre los asistentes del primer Gobernador de Quintana Roo Jesús Martínez Ross, así como de otros ex gobernadores. Como se esperaba, no estuvo presente el Alcalde de Chetumal, Carlos Mario Villanueva, hijo del ex mandatario en la cárcel que, de acuerdo a aquél podría salir a fines de año y, por qué no, dicen los que grillan, dado el respaldo que aún conserva en el Estado podría reinventarse junto a su hijo… desde la Oposición.

Antes de concluir y firmar el dichoso compromiso, ya buena parte de los acarreados se ha ido. Sólo se quedan al frente Peña, ni siquiera sus compañeros de partido ni menos El Niño Verde, o Invisible, como le llaman; su equipo cercano y el puñado de fanáticos que, pareciera que a cambio de voto, se conforma con una foto junto al candidato con el celular... quien cada día que pasa seguirá pidiendo, quizá con mayor vehemencia, el apoyo.

Pausa hidrocálida

Siempre había querido conocer Aguascalientes y seguiré con las ganas (luego volvería). Las campañas son tan intensas y tan caóticas que a uno no le queda tiempo más que de conversar con los más próximos.

Llegamos pasada la medianoche. Al día siguiente eventos de escasa relevancia. A medida que pasa el tiempo ya todos los candidatos y los mítines son iguales. Me gustó el sol de Aguascalientes y su cielo despejado. Por la tarde, escribiendo con Raúl desde unas mesas frente a un amplio paseo peatonal, desde el cual se puede ver en lo alto de una torre a un torero dando pases a un toro al son de campanadas, una decena de lámparas ubicadas en una pared del hotel fueron estallando de una en una. "Son los del PRI", pensé. Los eternos culpables de los problemas eternos de este país.

Ahora que, pienso, hay que tener un perfil muy definido para ser priista: oportunista, ambicioso, maquiavélico. Hay que ser salivoso, cínico y desmedidamente inmoral.

¿Estaré definiendo a integrantes de todos los partidos?

'Gallina' engallada


12 de junio
(Con Raúl Muñoz)

AGUASCALIENTES.- “¡Este lienzo charro se tiene que caer!”, gritó el animador a los miles de asistentes que llenarían el lugar que suele ser una de las sedes de la tradicional Feria Nacional de San Marcos, durante las tres semanas que dura, en la capital de esta entidad.

A los panistas, a poco más de dos semanas de la elección presidencial, ya les empiezan a salir redondos los eventos: sin éxodo de acarreados, todos con sus banderitas y atentos, a la sombra.

Cuando Josefina Vázquez Mota llegó, acompañada por los candidatos al Senado Martín Orozco y Fernando  Herrera, y por la diputada Lourdes Reynoso, hermana del ex Gobernador Luis Armando, quien fue expulsado dos veces por el PAN y acaba de obtener en tribunales su reingreso, se le veía contenta. Por la mañana sostuvo un encuentro con mujeres en el que, por supuesto, habló de su triunfo en el debate.
“¡Ya sabemos a quién le vamos a decir adiós!”, dijo, eufórica, tras repetir su burla a los aspirantes en el debate: si fueran mujeres, la bien peinada y que le gusta ver telenovelas tiene malas mañas y peores compañías, dijo. En tanto, la candidata de Nueva Alianza, sin bigote, tiene una mamá a la que le tiene que pedir permiso para todo.

De ella, dijo en obvia alusión a la villana favorita Elba Esther, sospecha que es la encargada de poner letreros en su contra.
“Y en tercer lugar la otra candidata, que debe ser muy complicado vivir con ella, porque por la mañana se levanta amorosa, pero por la noche ya no nos reconoce”, agregó.

A la gente le fascina el chiste de Josefina quien, engallada por su triunfo en el debate, no paró de jactarse de que la elección sería para la primera mujer postulada para la Presidencia por Acción Nacional: “¿Quién dijo que México no está preparado para las mujeres?”.

Y más tarde: “¡Nadie nos va a desalentar, nadie nos va a desanimar!”. Pero, debido a su tardanza de una hora, las mujeres ya se le estaban yendo.

Quizá por estas posibilidades que ella presume, algunas “orejas” del Gobierno local anduvieron a la vuelta y vuelta, por lo menos en el primer evento en esta entidad, donde el priismo gobierna pero el PAN es fuerte.

Tan fuerte también porque no hay operadores del tricolor: el Gobernador Carlos Lozano de la Torre, se dice, apuesta a doble caballo: al PRI, su partido, y al Movimiento Progresista, pues fue funcionario de Zacatecas en tiempos del Gobernador Ricardo Monreal, hoy coordinador de campaña de AMLO.

Por la tarde, en el masivo, y en medio de una seguridad mínima en apariencia, Josefina  arribó tan amorosa y optimista como en el primer evento, repartiendo besos, y hasta agradeció al Presidente Felipe Calderón tener al país sin deudas.

Esto lo hizo a un día de que el Secretario de Hacienda cuestionara la propuesta económica de AMLO de ahorrar 300 mil millones de pesos reduciendo la burocracia para canalizarlos al crecimiento económico, y luego de que Calderón enviara el domingo un innecesario mensaje por Twitter para aclarar la propuesta del político tabasqueño.

La aspirante presidencial, a quien le salió lo Jefa al pedir algo para el carraspeo (“A ver si me regalan agua de por a’i”, ordenó) reiteró que la elección no está decidida y pidió a sus simpatizantes no desanimarse.


“Que no nos quieran decir que ya hay quien va a ganar”, advirtió, emocionada, “porque nosotros ya sabemos que ganaremos”.
Antes, Josefina pidió un minuto de silencio por Edgar Hernández Corzo, simpatizante panista asesinado de un tiro en la nunca presuntamente por Ulises Alberto Grajales Niño, diputado priista y candidato a alcalde en Chiapas. El de aquél sería el primer asesinato contra alguien relacionado con el PAN en esta contienda electoral.

“Hoy un hombre de los nuestros perdió la vida”, expresó al finalizar el tributo. “Que este silencio se convierta en aplauso por la libertad. No nos vamos a detener”.
Un chiquillo de nombre Erick habló con una oratoria perfecta sobre el triunfo de Josefina. Luego, en su turno, la candidata habló de sus promesas de campaña y, de tan entusiasta, dio saltitos a la par de jóvenes cuando éstos comenzaron a corear “¡El que no brinque es Peña, el que no brinque es Peña!”.

Con una bolsa de guayabas, “las mejores del mundo”, que algún asistente le obsequió, y ya cuando los primeros acarreados se retiraban prematuramente, Josefina se despidió entre botargas promocionales (el de Martín Orozco se parecía al errático Fox) y mujeres vestidas de charro.
Le salió bien la tarde.

“A la Feria de San Marcos, del merito Aguascalientes, va llegando Josefina, votaremos por el PAN”, se escuchó en una adaptación de la tradicional pieza sobre pelea de gallos, apreciada como el himno popular del estado.
“Y no es gallo, es gallina y se llama Josefina, pa´ jugarse hasta la vida por un México mejor. Ya llegó para quedarse, con trabajo para todos, escuchen muy bien señores por quién tienen que votar”.

Pero lo gallina, por jugar con la expresión que sus simpatizantes suelen corear en los mítines: “¡Mi gallo es gallina y se llama Josefina!”, aunque enrachada no es fácil negar que se levantó demorada y algo sola para la contienda. Por un lado, la Feria de San Marcos terminó hoy exactamente hace un mes.

Y, por otro, falta tan poco para la elección.

Gdl-MTY


Paso una de las estancias más agradables de la cobertura en Guadalajara. Soleada, fresca. Limpia. Digamos que es la versión más parecida de Monterrey.

Acá pasé años enriquecedores entrevistando escritores durante la Feria Internacional del Libro, esfuerzo noble pero comandado por el mayor cacique cultural que he visto. Hasta que me cansé. Mejor dicho, me cansé de los juegos promocionales de las editoriales, que no de los escritores. Ahora que paso los días en otros juegos, los partidistas, extraño aquel encuentro únicamente con la imaginación.

Me entero de Monterrey por noticias: harto calor, hallazgo de torsos, una suicida abajo de un paso a desnivel, ejecuciones. ¿Por qué quiero volver, además de para estar con los míos? ¿En verdad amo a Monterrey? Si es sí, ¿por qué?

Creo que quiero a Monterrey porque, al pensarla, pienso en la de la infancia. En la de los cerros completos, el cielo limpio, las calles despejadas, las diversiones simples. La Monterrey de la televisión local, los parques solitarios, los columpios abandonados.

¿O era yo el solitario?

Monterrey ha perdido su ruta y no veo intentos de reinvención. Nadie hizo algo para evitarlo. Monterrey me duele. Creo que no he hecho nada para impedirlo. Acaso no sea suficiente vivir en ella, persistir. O quizá sea mucho.

No quiero, sin embargo, que mis hijos crezcan en ella. Esto es, para algunos, alta traición. Tirar por la borda la dichosa persistencia. Para otros, es también persistir.

Pero, ¿deberán mis hijos crecer sin los cerros, los parajes esporádicos, el desierto? ¿Sin Alfonso Reyes, Barba Jacob, Eduardo Zambrano; sin la pintura de Gerardo, Ríos, Saskia?

¿Sin los libros de Toscana?

¿Sin los panteones, Lichita, las tumbas de los nuestros? ¿Sin nuestra música o las bardas de Acción Poética?

Guadalajara me interroga sobre Monterrey. Las ciudades que hacen esto, que te cuestionan sobre la tuya, son las que más valen.

El mitin del día siguiente


11 de junio

LAGOS DE MORENO.- Un día después del segundo debate presidencial, donde ella y algunos la declararon vencedora por el hecho de que sus adversarios no entraron en su estrategia, Josefina Vázquez Mota continuó con su celebración en la primera manifestación posterior al evento televisivo, en Lagos de Moreno, Jalisco.

Así como Andrés Manuel López Obrador pareciera vivir atrapado en el 2006 y a Enrique Peña Nieto le es imposible alejar su imagen y discurso de los perímetros de un producto de fábrica, al parecer durante los 20 días que faltan para la elección la aspirante presidencial por el PAN volverá una y otra vez al debate, como una medida para escalar desde el tercer lugar al que algunos la confinan.
Ante algunos miles de simpatizantes traídos de poblados como San Diego de Alejandría, San Julián, San Miguel El Alto, Tepatitlán de Morelos y Villa Hidalgo, Josefina llegó ayer entusiasta a la minúscula Plaza de las Capuchinas, frente al ex convento que en su parte superior ostenta figuras decapitadas, una de ellas de plano destruida por completo. Vestida de blusa azul fuerte y falda blanca, llegó acompañada por Santiago Creel y por virtuales perdedores en las contiendas locales, de acuerdo a sondes, como Fernando Guzmán, por la gubernatura de Jalisco, quien dijo que ya se respiraba en el aire el aroma de la victoria, porque México no podía tener un “presidente aflojado”, esto en relación a la declaración de AMLO de que está aflojado en terracería y por eso aparenta más edad, o de otro que suele esconderse en los baños, aludiendo a Peña y el bochornoso episodio en el Iberogate.

“¿De qué color es el cielo?”, preguntó Guzmán, devoto de conocido fanatismo, y la gente contestó azul. “¿Y de qué color es el infierno?”. “¡Rojo!”.
“¿Y a dónde quieren ir”? Tal como evangelizar bárbaros.

En su participación, quizá porque venía de San Juan de los Lagos, donde se reunió con candidatos locales de su partido y de visitar a la popular virgen, Josefina llamó de esta manera a Lagos de Moreno, provocando que algunos la corrigieran desde el público.

Enseguida, recordó que a más o menos a esa misma hora, un día antes, ella sostenía el debate al que, dijo en una entrevista de las casi 20 que tuvo en el día, había llegado fuerte por un “secreto”.

“¡Ustedes! ¡Todos ustedes estaban ahí”, dijo, provocando una ovación, y le agradeció a Margarita Zavala su apoyo para el debate. También, celebró que en Jalisco se haya desarrollado el segundo debate: “¡De Jalisco a Los Pinos!”, gritó, optimista. Se percibía contenta.

Josefina comentó que, al llegar al mitin, el padre de una niña le dijo que luchara por los pequeños en México. En realidad, ya uno ni sabe si son verdad esos encuentros: un día es un niño; al otro día, una mujer; en otro, una anciano. La novedad, sin embargo, radicó en que la candidata de Acción Nacional incluyó a los hombres en su convocatoria al voto.

“Sé que los hombres también tienen sueños y yo les digo que soy su mejor opción”, expresó y les pidió que ellos, que tienen novias, amigas, madres e hijas, la eligieran a ella, “a este proyecto de libertad”, como su opción el 1 de julio. Incluso a los de otros partidos porque -y volvió al debate- seguro a quienes no quieren al joven viejo que se esconde en los baños, temeroso de la juventud, ni al que representa la restauración del PRI, de la intolerancia y que se resiste a las reformas estructurales.

Prometió lo ya prometido: millones de becas, nuevas universidades, computadoras con internet. Apoyos económicos para las madres en tanto sus hijos cursan escuela completa, así como apoyos para que Jalisco combata su sequía y dejen ya de depender de intermediarios y coyote.

Vuelta a Expo Guadalajara. Que mientras sus adversarios hablaron de “ligas, bejaranos, montieles y moreiras”, ella lanzó propuestas, como la de la ley de paternidad responsable, para que si Luis, Arturo o Enrique, obvia alusión, se niegan a hacerse responsables de hijos, una prueba los obligue a hacerlo hasta los 18 años.

“¡Vayamos a mover las almas!”, convocó. “¡Así como ganamos el debate, vamos a ganar la Presidencia!”.

Así pues, a 20 días de la elección presidencial, Josefina se aferra a su triunfo más contundente hasta el momento. La duda es eso si le bastará.

Día de 4 Fantásticos y quinceañeras


10 de junio

GUADALAJARA.- “¿Cómo se llama la chava?”, pregunta uno de los elementos de la Policía de Jalisco a sus compañeros que, como él, aguardan a la sombra de unos arbustos frente a Expo Guadalajara.

Faltan cinco horas para el inicio del segundo debate presidencial y los policías pasan el tiempo, quién sabe por qué, hablando de Los 4 Fantásticos.
“La invisible”, contesta uno, desganado y harto por el sol. Otro oficial se acordó del “Llamas a mí”, pero no sabe decir el nombre correcto del personaje.

Todos guardan silencio, beben refrescos y miran escotadas jovencitas que salen de la expo de productos y servicios para fiestas de quinceaños, pero al rato el que inició la charla compara a los superhéroes, claro, con los candidatos: la invisible, el elástico, la roca, el quemado. No se logran poner de acuerdo en quién era quién.
“El ‘quemado’ es el del PRI”, ríe uno y todos le secundan.

Las horas pasan lentas, olía a lluvia, pero el sol no cede a las afueras del centro de convenciones. También, se respira tensión. Desde la una de la tarde que se reunieron los #YoSoy132 en la Glorieta de la Minerva se esperaba que, a más tardar hacia la seis, los jóvenes estarían apostados a las afueras, con posibilidades de enfrentarse contra simpatizantes del PRI o con los de la Federación de Estudiantes Universitarios, avalada por la UdeG.

Por esto, la seguridad se extremó en torno a la zona, a la que algunos policías denominaron melodramáticamente Cero: desplegaron decenas de vallas, perros antiexplosivos y hasta una unidad del Ministerio Público. Eso sin contar a los del Estado Mayor Presidencial, numerosos. También, había ambulancias y oficiales de Bomberos y Protección Civil del Estado.

“Para su conocimiento, ya viene el contingente”, le dice un elemento a su superior a través de un radio. Los chicos del #132, a lo lejos de la Avenida Mariano Otero, vienen escoltados por patrullas de vialidad. Los “orejas” empiezan a telefonear por celular y a tomar fotos y videos.
En eso, un puñado de chicos denominado Lluvia de Ideas sacan de bolsas de plásticos playeras a favor de Enrique Peña Nieto, que se ponen aceleradamente, y aguardan la llegada de los miles del #132. Pero no llegan. Se quedan en el Parque de las Estrellas, a dos cuadras “panteoneras” de la Expo, deliberando qué hacer: ir a la Zona 0, permanecer en el parque o distribuirse a los sitios de festejo programados por los partidos. Deciden lo último.

“Hay muy pocos del #132”, dice Manuel Beltrán, quien llega a las inmediaciones de la Expo y observa a perredistas que se hacen pasar por estudiantes y que lanzan consignas contra el candidato del PRI, como el choteado “El que no brinque es Peña”.

“Nosotros decidimos eso para no confrontar”, afirma el joven, “… pero la verdad esperábamos más priistas”.

El grupito de priistas lanza porras tibias a su candidato e intenta acallar con silbatos los gritos de los seudos estudiantes, del PRD. Breve guerra de porras. En eso llegan a la Zona 0 los vehículos de los candidatos a la Gubernatura de Jalisco del Movimiento Progresista y de Nueva Alianza, Enrique Alfaro y Teresa Valdivia, respectivamente. Nada. A entrar caminando.
Enseguida, a bordo de una camioneta blanca, seguida por otros vehículos, Andrés Manuel López Obrador es el único candidato que ingresa por la parte frontal del complejo. Los demás, por atrás. Emocionado, el grupo le grita “¡presidente, presidente!”. El aspirante de la izquierda no sonríe y sólo su auto tiene el acceso.

Pedro Joaquín Coldwell llega con un convoy de vehículos. A ellos sí los dejan ingresar por completo. El líder nacional se le queda viendo con curiosidad a dos cuadros enormes con la imagen de Colosio que hizo el artista Óscar Ramírez.

“Quiero que se le recuerde, nada más”, dice sobre el aspirante tricolor asesinado, y afirma que ya lo han entrevistado por su trayectoria plástica.

Juanito, más un chiste que personaje de la política mexicana, llega a bordo de un taxi y, con mantas, promueve que no se anule el voto y que se vote por él. Los curiosos, amontonados en la Avenida Otero, le toman fotos al de la bandita en la frente y la barriga prominente. No llegó a más.

Otro “candidato independiente” a la Presidencia, Salvador Lugo López, El Abuelo Araña, pintoresco personaje local al que se le recuerda por escalar el Palacio de Gobierno y querer lanzarse desde lo alto, llega en una bicicleta en la que va pegada un megáfono y una caja de Bacardi. Ésta última, dice el hombre que lleva en una camiseta la frase “El pueblo no es PANdejo”, es su casa de campaña.

“La mejor opción es López Obrador”, advierte el viejo, desdentado y barbón, de 25 años dado que nació en bisiesto, y los de tejuineros, vendedores en bicicleta de la bebida tradicional, le sacan la vuelta en su rauda carrera. Otra aspirante “ciudadana”, María del Rosario Huitrón, se queda con las ganas de hacer campaña desde su carro lleno de calcomanías a su favor: se le bajó la presión.

Al ver que no tendrían contacto alguno con los candidatos, los de la protesta perredista descubren al frente del Expo a una televisora transmitiendo en vivo el ambiente del debate y acuden con sus pancartas y gritos virulentos en torno al set.  Los de la policía estatal ponen doble valla en el acceso principal a la Zona 0, por si el entusiasmo llega a más.

Pasan por la avenida cinco camionetas con la frase “Adiós, Chepina. Gracias por participar”. A los de Nueva Alianza, en bicicleta y con sus pantallas de plasma en las que pasan propaganda, nadie les pone atención. Un aparato motorizado con propaganda de Peña sobrevuela el aire. Menos.

A medio debate, con sus respectivas interrupciones de las que nadie se entera afuera, los únicos que quedan afuera son curiosos, unos cuantos con pancartas, El Abuelo Araña, que no para de parlotear a favor de AMLO, y puras quiceañeras que, tras acudir a la exposición con ofertas para sus fiestas, aún revolotean llenas de folletos en torno al área. Quieren ver a Peña, por supuesto.

También, en medio del tráfico ya más o menos normalizado, entre silbatazos de oficiales que intentan acelerar a la vialidad, se escuchan entre claxonazos las únicas porras del postdebate en la zona, a cargo de una sola voz.

“¡Juanito, Juanito!”.

Entre libros

He leído de todo: libros, revistas, periódicos, sobre todo notas políticas. Por supuesto, el paso de los días me siento enfermo. Creo que estar atento a un solo tema, en este caso las elecciones, me ha vuelto algo monotemático.

Los libros, pues, me han salvado del incendio del tedio cuando no ando en la cobertura. Entre los libros que me he traído de Monterrey y que he comprado aquí están Santiago Vidaurri, de Artemio Benavides; El vino que no se acaba, antología de Eduardo Lizalde; la poesía completa de Porfirio Barba Jacob, edición preparada por Fernando Vallejo; El sunset limited, de Cormac McCarthy; El mal de la taiga, de Cristina Rivera Garza; Con otra mirada, de Christa Wolf, y Los poemas del novelista, de Thomas Hardy.
También, Los papeles de Aspern, de Herny James; Años lentos, de Fernando Aramburu; Fuga en mí menor, de Sandra Lorenzano; Campo Alaska, de José Javier Villarreal; Una misma noche, de Leopoldo Brizuela; 55 poemas, de Emily Dickinson; Escribir en la oscuridad, de David Grossman, y Éramos unos niños, de Patti Smith.

He disfrutando más, por supuesto, los libros de poesía, así como el de Patti. Mis librerías favoritas son El Péndulo, de la Colonia Roma, y la Rosario Castellanos del FCE, en la Condesa. He evitado ingresar a las librerías de segunda mano, pero en una que vino Claudia no pudo resistirlo y compré los dos tomos de Poesía Mexicana, preparados por JEP y Carlos Monsiváis.
También, adquirí para mi perfil sobre Alicia Reyes el libro sobre su abuelo Genio y Figura de Alfonso Reyes.

Las librerías que he mencionado me gustan mucho no sólo por su distribución y fondos, sino por el café que preparan. Por lo demás, nunca había pensado en la relevancia de la lectura en mi vida hasta que un día que pensaba demasiado en mi madre llegué a El Péndulo y me sentí acompañado. ¿Cómo explicar el grado de melancolía que sentí y lo que esa librería llegó a aliviar mi soledad? No recuerdo qué libros compré en esa ocasión, pero al sentarme en una de las mesas exteriores, pedir un café y encender un cigarro llegó a mí un extraño bálsamo. Como si los libros, la cercanía con miles, me dijeran que no estaba solo, que podía estar a su lado, que a la mañana siguiente todo sería distinto.
He reseñado libros por doce años consecutivos. Si hago un estimado de cuatro libros por mes por esa cantidad de años resulta una cifra angustiosa. ¿Cuánto tiempo más seguiré escribiendo sobre libros, teniendo la disciplina de leer uno por semana, de preferencia novedad, a fin de que se cumpla el objetivo informativo de la columna? No tengo idea. Quizá nunca.

De lo que sí estoy seguro es que los libros me acompañarán hasta la muerte. Quién sabe, posiblemente ni mis seres queridos estén al final. Pero mis recuerdos y algún libro, sí.