DF.- Apenas así. Enrique Peña Nieto
llegó muy confiado al segundo piso del Hotel St Regis, donde tendría lugar un
encuentro a puerta cerrada con un puñado de representantes de universidades que
participaron en la iniciativa Proyecto de Nación, organizado por la revista
Líderes, Santander y Universia.
El aspirante presidencial venía
muy seguro tras su participación por la mañana en la edición 30 del Consejo
Político Nacional de su partido. Más tarde dirá que se mostró “muy duro” con
sus correligionarios al pedirles honestidad, transparencia y eficacia.
Antes de su arribo al hotel, la
seguridad estaba a todo lo que daba. Arcos detectores, dos revisiones de
bolsos, seguridad por aquí por allá. A unos empleados del hotel de plano les
ordenaron que pusieran cadenas en las puertas que daban al balcón del segundo
piso. No fuera a ser.
Ahí, en un escenario, sentaditos
lo esperaban alumnos de la Universidad Autónoma del Edomex, del Claustro de Sor
Juana, de la Universidad de Guadalajara y de La Salle, entre otras. Peña saludó
con serenidad a los organizadores del evento, que en unos meses recabaron mil
800 propuestas para candidatos presidenciales. Faltan Andrés Manuel López
Obrador y Gabriel Quadri. Josefina Vázquez Mota ya fue.
Empezó el evento. Lo que Peña
quizá no esperaba era el mensaje de Julio César Ruiz Santos, estudiante de
mercadotecnia y negocios internacionales de la Universidad Autónoma de Yucatán,
quien inició diciendo que la sociedad civil tiene mayor responsabilidad que el
propio gobierno.
"Como yo, muchos otros
jóvenes no han decidido por quién votarán, y es que bien lo dice Denise
Dresser: 'encontrar la fruta menos podrida es una labor complicada, sobre todo
si ya estás hastiado de tanta podredumbre'", señaló.
El priista le dio presuroso un
trago a una botella de agua cuando el chico dijo que hoy se vive una era en la
que nada debe callarse y que la sociedad mexicana se ha puesto en pie en los
últimos meses.
"México no necesita un
Presidente: México necesita un líder, un nuevo prócer, extraordinario”, aseveró
el chico, “alguien dispuesto a sacrificar los beneficios y los de su partido en
pos de la Nación que todos merecemos, con capacidad para conciliar diferencias
ideológicas, neutralizar sus propios defectos y renovar la estructura
político-social y económica de la nación".
Con buena dicción y énfasis, el
joven dijo que México necesita líderes
como Thatcher, Lincoln, o más de lo que en vida representaron Clouthier o
Colosio, pero que tiene funcionarios públicos disfuncionales, gobernantes que
no saben más que gobernar, sociedades personalistas.
Julio César afirmó que quien gane, tendrá que luchar contra sí mismo, contra sus temores, tentaciones y presiones, y tendrá una vez la grandiosa oportunidad de ser el líder que México necesita, y tal vez, por primera vez en mucho tiempo México habrá encontrado al humanitario que esperaba.
"Porque hasta de las semillas de la fruta más podrida puede brotar un gran árbol", dijo el chico al parafrasear de nuevo a Dresser, crítica de Peña.
El candidato aplaudió con sonrisa
congelada y recibió del muchacho las mil 800 propuestas. Ya en el uso de la
palabra, el priista mencionó que la juventud es para él la voz del presente y
que quiere dar la cara a la sociedad mexicana, pero en particular a los
jóvenes.Julio César afirmó que quien gane, tendrá que luchar contra sí mismo, contra sus temores, tentaciones y presiones, y tendrá una vez la grandiosa oportunidad de ser el líder que México necesita, y tal vez, por primera vez en mucho tiempo México habrá encontrado al humanitario que esperaba.
"Porque hasta de las semillas de la fruta más podrida puede brotar un gran árbol", dijo el chico al parafrasear de nuevo a Dresser, crítica de Peña.
Palabras que, en buena onda, como
dicen los chavos, poco o nada dicen. Lo que el candidato quizá no supo fue que
esos muchachos dijeron después que están de acuerdo con las recientes marchas
estudiantiles.
Tras la comida organizada por
Líderes, en los que de manera gris expuso promesas de campaña y en la que no
faltaron los salivosos que se pusieron de pie para aplaudir ante planteamientos
como que sólo el PRI puede sacar las reformas o que sólo los agremiados del
SNTE decidirán sobre Elba Esther, salida del St Regis y el lugar común de sus
últimos días: gritos. Una veintena de peatones que se percataron de su
presencia le gritaron “¡fuera!”, “¡títere!” y “¡es un honor estar con
Obrador!”.
Sin dar señales de que se hubiera
percatado de la improvisada protesta, Peña abordó una camioneta y se fue por
Paseo de la Reforma en medio de su aparato de seguridad.
Apenas a unas cuadras del sitio
en que, un domingo, casi 50 mil jóvenes gritaron con todas sus fuerzas “¡Fuera
Peña!”.