lunes

El guardián entre partidos distintos


6 de junio

CUAUTITLÁN IZCALLI.- Andrés Manuel López Obrador tomó la bolsa con caramelos que alguien le pasó y, entrecerrando los ojos, leyó la propaganda priista de la elección estatal pasada: “Cumplimos con tu alegría”.

“¡Esto ya caducó!”, dijo tras despegar la mirada pilla del envoltorio, provocando aplausos, risas y vivas entre los asistentes a su mitin en Cuautitlán Izcalli, uno de los 97 municipios que domina el partido tricolor de los 125 que tiene Estado de México, su mayor bastión en el País.

“¡El PRI ya caducó!”, expresó. Antes, el abanderado de la izquierda, cuyos partidos apenas si gobiernan una decena en esta entidad, entusiasta por la pasada encuesta de REFORMA, declaró que el aspirante presidencial del PRI Enrique Peña Nieto “va en picada”.
“¡Va en picada, todos los días!”. En eso, los cuetes tronaron en lo alto de la explanada en la que se realizó la reunión, frente al Palacio Municipal, un edificio de seis pisos empequeñecido, por un hospital, un cine, una tienda departamental y un restaurante, y desde cuyos ventanales se veía un montón de burócratas curiosos.

“¡Nosotros vamos para arriba!”, gritó, lo que hizo que el sudoroso conjunto The Luke Bands, en la parte baja del escenario, ejecutara fanfarrias y, la gente, traída desde las 10:00 horas en autobuses rentados por los comités del PRD, PT y Movimiento Ciudadano desde Cuautitlán y de otros poblados como Teoloyucan, Melchor Ocampo, Tlalnepantla y Atizapán, lo celebrara.
Arriba, con AMLO, los candidatos y dirigentes de los partidos que los respaldan, pero que no van juntos en las contiendas locales, sonríen aunque no hablan mucho entre sí. Agustín, de Movimiento Ciudadano, dice que si todos hubieran ido juntos en las elecciones estatales, les arrebatarían fácil los cargos al PRI, que por cierto en las principales candidaturas de Cuautitlán contienden puros chapulines: el aspirante a la presidencia municipal saltó de una diputación local; otro, saltó de local a aspirante federal, y el federal, a local.

“¿Cómo te explicas, además, que en el PRD reciclen candidatos de otros partidos?”, se pregunta Agustín, a menos de un mes de la elección. “Ahí está Pedro Castañón, candidato a alcalde que se vino porque en el PAN no le dieron oportunidad.

“Nosotros, en cambio, tenemos ciudadanos, gente de izquierda, y ahí está nuestro candidato: Venancio Cabrera”, afirma sobre un sujeto de mirada atribulada, traje y que presume el cargo de doctor, cuya foto aparece en una manta. Otro dirá que qué pasó, somos distintos, los del PT son de izquierda radical, en tanto los del PRD son los moderados. Total.

Agustín, que luce rasguños en la cara por problemas “con una dama”, no ve posibilidad de triunfo entre los candidatos locales: “Se hubieran unido todos, porque aquí el PRI está fuerte”.

Y visible aún la división entre ellos, no así a la hora de respaldar a AMLO. Sin embargo, la muestra de horizontes distintos en el mitin es palpable: al frente del escenario principal hay uno más pequeño, del PT, con puros simpatizantes. Más allá, un tráiler con propaganda del mismo partido.

Cuautitlán pinta en el panorama estatal: no rebasa los 500 mil habitantes, menos de 300 mil en edad de votar, en tanto Edomex tiene poco más de 15 millones, con ciudades importantes como Toluca, Tlalnepantla, Ecatepec, Naucalpan, entre otras.
“Izcalli pinta como pintan todos los pueblos que pisa Andrés”, advierte un dirigente local. “Él se va de pueblo en pueblo y, ai’ como lo ves, va ganando gente.

“Para nosotros, ninguna plaza está perdida”.

Sin embargo, es la norma más que la excepción ver en los mítines de AMLO pancartas y pendones de partidos opuestos, con sus respectivos candidatos para los mismos cargos y a los que no se les ve conversar. Quizá sensible a esto giró el mensaje de unidad del candidato al Senado Emilio Ulloa, de voz rabiosa y militante de Convergencia, ése que en un mitin en Chimalhuacán dijo que él viviría con la mitad del sueldo y la gente le gritó que se bajara más, lo que ignoró.

En Chimalhuacán, por cierto, AMLO reunió a la misma cantidad de gente que en Cuautitlán. Según cifras oficiales, en el de ayer había alrededor de 12 mil, aunque empleados de la Presidencia Municipal estimaron menos de 8 mil. Lo mismo se dijo en Chimalhuacán.

“Hay más gente que hace seis años, eso sí”, cuenta uno de los acarreados, de Tlalnepantla. “No muchos, pero sí hay diferencias”.

A Ulloa siguió Alejandro Encinas, quien recordó que mientras un hospital construido por el PRD en Iztapalapa costó 300 millones, uno en Zumpango, construido por priistas, costará al erario, porque aún se sigue pagando, 10 veces más.
“Con lo que se construye un hospital en el Estado de México, en el DF hacemos 20”, citó sin aclarar el baile de cifras.

AMLO, quien agradeció la presencia “de tanta gente pese al día y la hora”, once de la mañana, entró de lleno contra Peña: que qué poco cree en su palabra para que firme todo ante un notario.

“Díganle a los priistas que voten por el notario”, provocó y la gente le celebró la ocurrencia. Luego, el aspirante presidencial festejó la participación de los jóvenes.

“Todo se precipitó hace un mes”, dijo al citar el despertar juvenil. “¡Vivan los estudiantes de la Ibero, del Tec, de la UNAM, del Poli!”.
Que cuiden las casillas el día de la elección y que convenzan a cinco más por su opción, convocó.

“Me dijo uno la otra vez: ‘cuente con mi voto’. ‘No, si eso ya lo sé, pero haz trabajo con tus amigos y vecinos’”, le pidió AMLO, quien agregó que ya está en reedición la guerra sucia del 2006, por lo que aun cuando se dicen estar arriba en las preferencias, exhortó a ganar con amplio margen.
“Me voy a convertir en el guardián del presupuesto, en el guardián del dinero del pueblo”, exclamó a la hora de anunciar supuestos recortes, “porque tenemos un gobierno mantenido y bueno para nada”.

Aplausos de los partidos opuestos.

Terminó el mitin después de que AMLO, el autonombrado nuevo guardián del pueblo, lanzara vivas no sólo a los estudiantes, sino a los periodistas. Antes de bajar y de la batalla silenciosa de banderas de distintos partidos, más del PT, que ondearía sobre el escenario, reiteraría lo de la guerra sucia y, eso sí, se despediría del elenco eterno de apoyos distintos.

Con AMLO, por lo menos aquí, casi todo es igual a hace seis años.  Incluso la duda de cómo gobernaría entre aquella diversidad.