domingo

Asamblea bajo la lluvia

13 de abril (con José David Estrada)


CHALCO.- Ya hay muchos con banderines del PRD, PT, Movimiento Ciudadano y del infaltable SME cuando Juan Carlos López llega la tarde de ayer moviendo las caderas salerosamente a la cancha de fútbol de la Universidad Azteca, sitio en que tendrá lugar el primer mitin en el Estado de México de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador.
El municipio es Chalco, obligada y populosa parada de los candidatos cuando andan en campañas.

Juan Carlos podría haber pasado desapercibido entre los asistentes de no ser porque va ataviado con una botarga de un sonriente candidato del Movimiento Progresista que hasta tiene el gallito en el cabello entrecano y la corbata amarilla.

Aquél en realidad es serigrafista, tiene 42 años y lo lleva un grupo que promueve a la precandidata por el PRD a la diputación del Distrito 40 de Ixtapaluca, Martha Sandoval. Una mujer de labios muy rojos dice que Martha no es del PRD, que nada más la postula, pero que ella sola tiene arrastre pues la conocen como "la nieta" del municipio por apoyar a los viejos. Cosas de tribus.

La botarga de AMLO baila sin cesar. Las chicas le toman fotos, los niños le saludan de mano y los hombres bromean: "¡Péguenle en los güevos!", grita uno y la botarga se cubre con una mano su parte baja y con la otra suplica que no.
"¡Yo soy el verdadero Andrés!", dice uno y abraza a la botarga, que no deja de mirar por la boca del muñeco que ningún chiquillo le propine la patada solicitada. Aquel entusiasta, muy parecido al candidato, se llama Juan Antonio López, otro López; viene de Valle de Chalco, municipio 122 del Edomex, y los amigos, socarrones, tratan de pararle los cabellos de la mollera para dotarle del gallo característico de AMLO.

De hecho, sus amigos de playeras amarillas le apodan “El peje de Valle de Chalco”.

Aunque Salinas es el enemigo favorito de Andrés Manuel, el grupo de Valle de Chalco afirma no tener agravios contra el que aquel considera el ideólogo de las privatizaciones y titiritero del candidato del PRI a la Presidencia.

"Nosotros no tenemos mucho qué reclamarle. En Valle de Chalco llevó en 70 días la electrificación total, la red de drenaje y las banquetas", afirma Leonel, integrante del Frente Amplio Autónomo Popular del PRD mexiquense. Un salinista pejista.

El municipio Valle de Chalco-Solidaridad sirvió como proyecto piloto del Pronasol con el que Salinas condujo su política social. Ese programa es el padre del Progresa, que implementó Ernesto Zedillo, y abuelo del Oportunidades de Vicente Fox y Felipe Calderón.

El acarreo aquí se da hasta en autobuses con publicidad de Enrique Peña Nieto. El animador dice que AMLO ha recorrido el País en cuatro ocasiones, que no es ningún improvisado, que sabe lo que hace falta y que hará justicia. La gente que llega en masa, seguida por vendedores, perros y chiquillos con nieve de limón, ni escucha al del micrófono por estar viendo el cielo encapotado y los relámpagos.

“A’i viene el agua…”, dice una y apunta hacia la enorme nube cargada que, como en las caricaturas, comienzan a chispear precisamente encima de la cancha. Ante el primer chipi chipi, algunos que llevan rato se levantan de la sillas blancas y se dirigen hacia la salida, en tanto los vendedores de playeras de Morena y de dulces comienzan a envolver sus productos.

“¡Vamos a ir juntos hasta el final!”, arenga el animador, quien advierte que AMLO está a minutos, pero la lluvia arrecia. “¡Se ve, se siente, Andrés está presente!”, insiste, pero la mitad de los asistentes pone pies en polvorosa hacia los autobuses y micros. 

La estampida tumba sillas aun y cuando AMLO aparece en la tarima venido de quién sabe dónde. Rodeado de candidatos de izquierda, AMLO habla después de dos, uno de los cuales denuncia que uno de los panorámicos del candidato perredista a alcalde de Chalco fue quemado por policías del Estado de México:

“Yo sé que está lloviendo”, dice bajo la lluvia el tabasqueño, sonriente y enfundado en una chaqueta gris, “pero nos aguantamos. ¿Les afecta esto?”:

Las más de 500 personas que quedan contestan “sí” medio desalentadas, pero AMLO se pone mesiánico: “Debemos ver esta lluvia como un presagio”. De hecho, casi se puede decir que él atrae la lluvia en los eventos que ha realizado en el centro del país.

Minutos antes de iniciar el evento en San Juan del Río, Querétaro, el tercer día de campaña, cayó un chaparrón que dispersó a la gente. Ese mismo día, en su camino a Actopan, Hidalgo, cayó una granizada que cubrió de blanco los bordes de la carretera. En la plaza principal la lluvia no cesó en todo el mitin. El 11 de abril las gotas cayeron con fuerza justo cuando su camioneta llegó a Apizaco y, al terminar el mitin en Cholula, Puebla, la lluvia también se hizo presente.

En todos los eventos, los organizadores tratan de sacarle partido al cambio climático y afirman que es símbolo de prosperidad o que representa “la purificación”. Pese a la cursilería, es literal: por lo menos en el centro, a donde llega AMLO, llueve. Algunos de los puntos a donde la lluvia no ha llegado con el tabasqueño han sido los estados del norte: Durango, Coahuila y Zacatecas, afectados por sequía.

Comienza en automático su mensaje, aunque en versión corta: con el pueblo todo, sin el pueblo nada (Juárez dixit); un aplauso a los medios de comunicación libres, y enumera a un montón de ilustres, incluido Madero, como líderes empujados por la masa que lucharon contra la política corrupta.

Otra del cajón: que si se dividen en partes iguales los 3 billones 700 mil millones de pesos del presupuesto nacional, cada familia recibiría 10 mil pesos mensuales. Algunos creen el disparate y se preguntan qué harán con el dinero cuando AMLO llegue al poder.

“¡Cómo no vamos a poder con este apoyo!”, berrea y enseguida da sus tres peticiones: correr la voz, conseguir a cinco personas más que voten por su partido y cuidar las casillas el día de la elección.

"Ya nos permitió la lluvia hacer esta asamblea. Si se tratara de un acto del PRI, ese señoritingo ni se hubiera bajado del helicóptero en el que anda", afirma entre las carcajadas de los asistentes.

Llega el Himno Nacional. La lluvia ha cesado y AMLO ofrece, así lo dice, su corazón.

“¿Entonces por quién vas a votar?”, le preguntan unos a un viejo y él, convencido, responde: “Pues por el PRT”. Falla en la asamblea.

El izquierdista se retira. La gente quiere hacer lo mismo, pero el único acceso tiene tres metros de ancho y los apretones se dan en serio. Alguien se pregunta qué fue de la botarga de AMLO.

“La última vez que lo vi iba corriendo hacia la salida”, contesta uno.

Si aquello fuese un lienzo, el título sería: “Botarga en fuga”.