CIUDAD OBREGÓN.- Bajo un sol de casi 40 grados, Anselma Limón, de la
Colonia Nuevo Amanecer, le da sorbitos al agua con suero oral que los priistas
le dieron en un vasito para resistir la espera del candidato Enrique Peña Nieto,
en el baldío en ese momento rodeado de tráileres con propaganda tricolor al que
le dicen Expo Obregón, en la cabecera de Cajeme.
Apenas el lunes, el termómetro casi truena con 49 grados a la
sombra. Es, pues, un privilegio la temperatura durante el mitin
mañanero.
Camino al evento, a Anselma la bajaron juntos a otros de un camión
que venía al evento. El chofer les dijo que los tránsitos lo amenazaban con
quitarle la concesión si transportaba acarreados. Los viejos debieron llegar por
sus propios medios.
“A como pudimos, muchos en taxi”, cuenta, molesta, y le da un nuevo
sorbito al suero. “Ya ni la friegan”.
Tanto el Gobierno del Estado como la Presidencia Municipal de
Cajeme están en poder del PAN.
Por esas dificultades, apenas llegó y tras el numerito de los besos
y las fotos, muy sudado Peña le dijo a la gente, mucha de ella sosteniendo vasos
con agua y hielos, cuándo se había visto eso, que apreciaba la asistencia en
aquella tierra Yaki.
“Sé que ha habido quienes se han ocupado en obstaculizar su
llegada. Muchas gracias”, dijo, provocando los gritos y aplausos de miles, por
lo que, inusual en él, retó a sus adversarios, mientras señalaba las expresiones
de la gente.
“¡Para que vean y de una vez sientan lo que no van a poder frenar:
este entusiasmo y esta alegría de la mayoría de los
mexicanos!”.
Antes, el bronco Candidato a Alcalde Rogelio Díaz Brown tocó el
conflicto por el agua de Cajeme. El Acueducto Independencia, la principal obra
del Gobernador Guillermo Padrés, ideada en sexenios priistas y a punto de ser
concluida en agosto para paliar la sed de Hermosillo, traerá agua de la Presa El
Novillo, en la Cuenca del Río Yaqui, que pasa por Ciudad
Obregón.
Con el temor de que afecte la disponibilidad de agua, los poderes
políticos y económicos se han opuesto a la obra del panista, quien bajo el
argumento de proteger el abasto de agua a la población, ha desacatado
resoluciones judiciales de frenar la obra.
El último episodio fue una petición de juicio político contra
Padrés por incurrir en desacato.
Por ello, Díaz Brown dijo que la gente de Cajeme está contando los
días para que se vaya “el mal gobierno que no respeta la lucha legal por el agua
que no alcanza”.
Al final de su acalorada retahíla de promesas y luego de que dijera
que envió una carta al movimiento #YoSoy132 reiterando su negativa a participar
en su debate por no advertir condiciones de neutralidad, Peña se colgó del
tema.
“Quiero decirles que no soy ajeno a este problema que hoy vive esta
tierra por la eventual disputa del agua que se ha sembrado en esta población.
Quiero garantizar agua para todos, agua para gente de aquí, de Hermosillo, pero
lo voy a hacer con el estricto respecto al estado de derecho.
“No vamos a permitir que la disputa por al agua siembra discordia y
deferencia entre pueblos hermanos”. Total, no dijo que detendría el
proyecto.
Ya se le estaba olvidando, por lo que debió regresar al escenario y
lanzar sus compromisos: la construcción de un hospital general del IMSS en
Nogales, un libramiento en Obregón y modernizar el Puerto de
Guaymas.
El gran ausente fue Eduardo Bours. Como ocurre desde hace años, dos
priistas del sur de Sonora no podían estar juntos en un mismo lugar y esta no
fue la excepción: junto a Peña sólo estuvo Manlio Fabio Beltrones, “exiliado” en
el sexenio de aquel ex Gobernador sonorense, quien no estuvo al menos
públicamente en la gira del candidato.
Además de las desavenencias con su coterráneo Beltrones, la
ausencia de Bours, tristemente célebre para los padres de ABC, quizá ayudó a no
meter ruido innecesario a la reunión que el candidato tuvo con 34 padres de
niños fallecidos y lesionados.
Y mientras Peña lanzaba buena onda y concordia en su mitin, afuera
de Expo Obregón, un grupo de unas 200 personas, compuesto en su mayoría por
jóvenes con el rostro cubierto con máscaras de Carlos Salinas o de luchadores y
mujeres con rostro descubiertos, se enfrentaba verbalmente a otro contingente de
priistas.
“Ahí vienen, vamos a esperarlos”, dijo un hombre robusto, seguido
por unos 500 jóvenes priistas, en su mayoría varones, pero también de mujeres,
que salieron al paso de los antipeñistas en la esquina de Guerrero y
Michoacán.
Los gritos de “¡Se ve, se siente, Peña delincuente!” y “¡Atenco no
se olvida!” fueron cubiertos por los decibeles de la mayoría roja, quienes al
ritmo de tambores y cornetas los acallaron con gritos como “yo no me tapo la
cara, a mí no me da vergüenza”.
Adentro de la Expo Obregón el candidato presidencial daba su
discurso ante miles de sonorenses, mientras afuera los dos contingentes se
empataban y en ocasiones se mezclaban, se trataba de una batalla sicológica;
perdería el que lanzara el primer golpe.
Ambos grupos, rojos y encapuchados, llevaban quién pudiera
enfrentar una contienda a golpes, pero no pasaron de los gritos, a unos les
calaba que les gritaran “¡vendes tu voto por una playera!”, pero respondían “no
se oye, no se oye”.
“¡Panistas disfrazados, panistas disfrazados!”, gritaban a los
supuestos estudiantes, quienes respondieron: “si no son acarreados ¿qué hacen
aquí afuera?”, cuestionamiento que llegó cuando la gente ya abandonaba la
Expo.
Peña Nieto ya había terminado su mitin y, con él, las protestas de
todo tipo. Pero el calor no se fue.