jueves

Día de 4 Fantásticos y quinceañeras


10 de junio

GUADALAJARA.- “¿Cómo se llama la chava?”, pregunta uno de los elementos de la Policía de Jalisco a sus compañeros que, como él, aguardan a la sombra de unos arbustos frente a Expo Guadalajara.

Faltan cinco horas para el inicio del segundo debate presidencial y los policías pasan el tiempo, quién sabe por qué, hablando de Los 4 Fantásticos.
“La invisible”, contesta uno, desganado y harto por el sol. Otro oficial se acordó del “Llamas a mí”, pero no sabe decir el nombre correcto del personaje.

Todos guardan silencio, beben refrescos y miran escotadas jovencitas que salen de la expo de productos y servicios para fiestas de quinceaños, pero al rato el que inició la charla compara a los superhéroes, claro, con los candidatos: la invisible, el elástico, la roca, el quemado. No se logran poner de acuerdo en quién era quién.
“El ‘quemado’ es el del PRI”, ríe uno y todos le secundan.

Las horas pasan lentas, olía a lluvia, pero el sol no cede a las afueras del centro de convenciones. También, se respira tensión. Desde la una de la tarde que se reunieron los #YoSoy132 en la Glorieta de la Minerva se esperaba que, a más tardar hacia la seis, los jóvenes estarían apostados a las afueras, con posibilidades de enfrentarse contra simpatizantes del PRI o con los de la Federación de Estudiantes Universitarios, avalada por la UdeG.

Por esto, la seguridad se extremó en torno a la zona, a la que algunos policías denominaron melodramáticamente Cero: desplegaron decenas de vallas, perros antiexplosivos y hasta una unidad del Ministerio Público. Eso sin contar a los del Estado Mayor Presidencial, numerosos. También, había ambulancias y oficiales de Bomberos y Protección Civil del Estado.

“Para su conocimiento, ya viene el contingente”, le dice un elemento a su superior a través de un radio. Los chicos del #132, a lo lejos de la Avenida Mariano Otero, vienen escoltados por patrullas de vialidad. Los “orejas” empiezan a telefonear por celular y a tomar fotos y videos.
En eso, un puñado de chicos denominado Lluvia de Ideas sacan de bolsas de plásticos playeras a favor de Enrique Peña Nieto, que se ponen aceleradamente, y aguardan la llegada de los miles del #132. Pero no llegan. Se quedan en el Parque de las Estrellas, a dos cuadras “panteoneras” de la Expo, deliberando qué hacer: ir a la Zona 0, permanecer en el parque o distribuirse a los sitios de festejo programados por los partidos. Deciden lo último.

“Hay muy pocos del #132”, dice Manuel Beltrán, quien llega a las inmediaciones de la Expo y observa a perredistas que se hacen pasar por estudiantes y que lanzan consignas contra el candidato del PRI, como el choteado “El que no brinque es Peña”.

“Nosotros decidimos eso para no confrontar”, afirma el joven, “… pero la verdad esperábamos más priistas”.

El grupito de priistas lanza porras tibias a su candidato e intenta acallar con silbatos los gritos de los seudos estudiantes, del PRD. Breve guerra de porras. En eso llegan a la Zona 0 los vehículos de los candidatos a la Gubernatura de Jalisco del Movimiento Progresista y de Nueva Alianza, Enrique Alfaro y Teresa Valdivia, respectivamente. Nada. A entrar caminando.
Enseguida, a bordo de una camioneta blanca, seguida por otros vehículos, Andrés Manuel López Obrador es el único candidato que ingresa por la parte frontal del complejo. Los demás, por atrás. Emocionado, el grupo le grita “¡presidente, presidente!”. El aspirante de la izquierda no sonríe y sólo su auto tiene el acceso.

Pedro Joaquín Coldwell llega con un convoy de vehículos. A ellos sí los dejan ingresar por completo. El líder nacional se le queda viendo con curiosidad a dos cuadros enormes con la imagen de Colosio que hizo el artista Óscar Ramírez.

“Quiero que se le recuerde, nada más”, dice sobre el aspirante tricolor asesinado, y afirma que ya lo han entrevistado por su trayectoria plástica.

Juanito, más un chiste que personaje de la política mexicana, llega a bordo de un taxi y, con mantas, promueve que no se anule el voto y que se vote por él. Los curiosos, amontonados en la Avenida Otero, le toman fotos al de la bandita en la frente y la barriga prominente. No llegó a más.

Otro “candidato independiente” a la Presidencia, Salvador Lugo López, El Abuelo Araña, pintoresco personaje local al que se le recuerda por escalar el Palacio de Gobierno y querer lanzarse desde lo alto, llega en una bicicleta en la que va pegada un megáfono y una caja de Bacardi. Ésta última, dice el hombre que lleva en una camiseta la frase “El pueblo no es PANdejo”, es su casa de campaña.

“La mejor opción es López Obrador”, advierte el viejo, desdentado y barbón, de 25 años dado que nació en bisiesto, y los de tejuineros, vendedores en bicicleta de la bebida tradicional, le sacan la vuelta en su rauda carrera. Otra aspirante “ciudadana”, María del Rosario Huitrón, se queda con las ganas de hacer campaña desde su carro lleno de calcomanías a su favor: se le bajó la presión.

Al ver que no tendrían contacto alguno con los candidatos, los de la protesta perredista descubren al frente del Expo a una televisora transmitiendo en vivo el ambiente del debate y acuden con sus pancartas y gritos virulentos en torno al set.  Los de la policía estatal ponen doble valla en el acceso principal a la Zona 0, por si el entusiasmo llega a más.

Pasan por la avenida cinco camionetas con la frase “Adiós, Chepina. Gracias por participar”. A los de Nueva Alianza, en bicicleta y con sus pantallas de plasma en las que pasan propaganda, nadie les pone atención. Un aparato motorizado con propaganda de Peña sobrevuela el aire. Menos.

A medio debate, con sus respectivas interrupciones de las que nadie se entera afuera, los únicos que quedan afuera son curiosos, unos cuantos con pancartas, El Abuelo Araña, que no para de parlotear a favor de AMLO, y puras quiceañeras que, tras acudir a la exposición con ofertas para sus fiestas, aún revolotean llenas de folletos en torno al área. Quieren ver a Peña, por supuesto.

También, en medio del tráfico ya más o menos normalizado, entre silbatazos de oficiales que intentan acelerar a la vialidad, se escuchan entre claxonazos las únicas porras del postdebate en la zona, a cargo de una sola voz.

“¡Juanito, Juanito!”.